Amémonos como huracanes. Que las gastadas aguas de nuestros cuerpos textos
eleven su nivel hasta los sexos
y las rapiñas bienvengan por los televisores-cuervos: tatuajes
sobre el coxis y la nuca.
Las plagas y pantanos
los ahogados y sitios inundados
sean el glande y el ano
la aureola de los pezones y el clítoris.
Fastidiados de vientos tibios
saladas y dulces aguas
y del ojo en calma
revienten nuestros cuerpos arena a trescientos kilómetros por hora
sobre nuestros textos.
Y luego cada turno
sea el militar que carga en vez de armas víveres
y la mujer que reza por miedo a tanta agua
y seas la brigada de socorro
y las actas natales y de grado desaparecidas.
Y todo eso.
Y todo eso en cada palabra del huracán sexo
del amor huracán
de la arena huracán
del cuerpo huracán
del militar huracán
de la costa huracán
del televisor tatuaje huracán
del cuervo huracán
de la rapiña huracán
del acta huracán
del rezo huracán
del socorro huracán
del glande huracán
del ano huracán
de la aureola huracán
del clítoris huracán.
Así así.
Así amémonos
como huracanes.